El paradigma del Arte Moderno, siglos XIX - XX / Académicos inspirados aún en el neoclásico
Jean-Auguste-Dominique Ingres,
más conocido como Dominique Ingres (Montauban, 29 de agosto de 1780 – París; 14 de enero de
1867), fue un pintor francés.
Ingres no es, en sentido
estricto, neoclásico ni académico, sino un ferviente defensor del dibujo.
Resulta a la vez clásico, romántico y realista. Ingres constituye un claro
exponente del romanticismo en cuanto a los temas, el trazo abstracto y las tintas
planas de intenso colorido. Algunas de sus obras se enmarcan en el llamado “Estilo
trovador”, inspirándose en el ideal estético griego y gótico. Igualmente, es
ejemplo de orientalismo, pues muchos de sus cuadros, especialmente desnudos
femeninos, están dominados por un sentido irreal del exotismo propio del siglo
XVIII.
Jacques-Louis David (1748-1825) - Autorretrato |
BIOGRAFIA
Nació en Montauban, en
Tarn-et-Garonne. Su padre Jean Marie Joseph Ingres, un escultor mediocre, supo
reconocer en su hijo, el talento pictórico que poseía y rápidamente favoreció
sus aspiraciones artísticas. Con 11 años, ingresó en la academia de Toulouse
(1791) y se formó con maestros como el pintor Roques y el escultor Vigan. En
1796 se fue a París para estudiar bajo la dirección de David, pero su frío
clasicismo no encajaba en el ideal de belleza que él tenía, fundado en las
difíciles armonías de líneas y colores. En 1801, ganó el primer Premio de Roma
con Aquiles recibiendo a los embajadores de Agamenón.
Los enviados de Agamenón, 1801.
École des Beaux-Arts, París
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En 1806, Ingres se marchó a Roma,
donde permaneció 18 años, y descubrió a Rafael y el Quattrocento italiano que
marcarán definitivamente su estilo. Estos años de trabajo serán los más
fecundos de su carrera. A ellos pertenecen voluptuosos desnudos femeninos,
entre los que cabe destacar La bañista; paisajes, dibujos, retratos, y las
composiciones históricas o religiosas tratadas al modo de las mitologías
históricas: Juana de Arco, La virgen de
la hostia, Jesús entre los doctores, Cristo entregando a San Pedro las llaves
del reino (1820) o Júpiter y Tetis.
Está en el cenit de su arte, pero en Francia sus cuadros pintados en Italia
reciben acerbas críticas, no gustan, e Ingres decide quedarse en Roma.
Júpiter y Tetis, 1811.
Musée
Granet en Aix-en-Provence
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En 1813 se casó con Madeleine
Chapelle, a la que dedicó la obra Il
fidanzamento di Raffaello, en la que el pintor italiano incorpora a la
amante de Rafael, la famosa Fornarina. La caída de Napoleón y las dificultades
económicas y familiares, significan para Ingres un período bastante mísero
durante el cual pintó con desgana todo aquello que se le encargaba. En 1820 se
instaló en Florencia y, con la presentación en Francia de su lienzo El voto de Luis XIII,(1824), realizado para la Catedral de Montauban, alcanzó un
éxito clamoroso en los salones de París. Fue nombrado Director de la Academia
de Francia en Roma, cargo que desempeñó de 1834 a 1840.
El voto de Luis XIII, 1824.
Museo: Catedral de Montauban
Características: 421 x 262 cm.
Estilo: Neoclasicismo Francés
Material: Oleo sobre lienzo
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En la obra neoclásica marcada por
las líneas horizontales y verticales, vemos a Luis XIII consagrando la corona.
La luz teatral y la composición piramidal, enfatizada por la iluminación
anaranjada que hace énfasis en el cuerpo superior, donde aparece la Virgen con
el niño, como si de una entrada gloriosa se tratase, opacan un rasgo distintivo
de la obra de Ingres: el acabado perfecto del manto del rey de terciopelo y
armiño, perfectamente ejecutado, con sus pliegues, movimiento, caída y textura.
En 1841 regresó a París donde
obtuvo una acogida triunfal y se le encargó la decoración de las vidrieras de
la Capilla de Notre Dame. En 1846 expuso por primera vez en la Galería de
Bellas Artes, siendo a continuación nombrado miembro de la comisión junto con
Delacroix. En 1849 presentó su dimisión motivada por el fallecimiento de su esposa.
A causa de una enfermedad que le afectó a los ojos, en el último período,
Ingres se vio obligado a valerse de alguno de sus colaboradores para ultimar la
parte secundaria de sus obras, correspondientes al período maduro,
caracterizado por la búsqueda de una perfección de las formas. La galería de retratos que dejó
constituye un testimonio muy valioso de la sociedad burguesa de su tiempo, del
espíritu y las costumbres de una determinada clase a la que él pertenecía,
reflejando las virtudes y sus límites.
Ingres estudió música, disciplina
en la que también destacó. Durante una temporada fue segundo violinista en la
orquesta del Capitolio de Toulouse; de este pasatiempo proviene la expresión
francesa: violon d'Ingres (violín de
Ingres). Ingres murió a los ochenta y
siete años. Está enterrado en el Cementerio de Père Lachaise, París. La ciudad
de Montauban le dedicó un museo instalado en su taller: el Museo Ingres.
LIENZOS FEMENINOS
Algo conocido y debatido hacia él,
fueron sus lienzos hacia los desnudos femeninos, de líneas sinuosas, dibujo
exacto y pureza de formas. Algunos ejemplos son:
El baño Turco, 1862.
Técnica: Óleo
sobre lienzo
Estilo: Romanticismo
Tamaño: 108
cm × 108 cm
Localización: Museo
del Louvre, París.
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Logramos ver un sauna antiguo, un
recinto para que las mujeres se limpien y purifiquen tranquilamente. En ningún momento
se aprecia estrés, miedo o inseguridad por parte ellas. Algunos o alguien entre
mis compañeros sugirió que una mujer está sufriendo un ataque o convulsión, sin
embargo, no veo nada de esto en la pintura. Si usáramos la lógica común y
comprando esta teoría, tenemos a una mujer que por el calor posiblemente se esté
convulsionando por un golpe de calor. Pero si usamos la cabeza o la lógica, en
esos tiempos las personas se apoyaban entre si y tenían una cultura de la prevención,
por lo tanto esa teoría queda descartada, además, estoy seguro que el pintor quería
denotar la belleza femenina y no dar algo fuera de contexto. Esto lo agrego
debido a la solicitud del profesor.
La gran odalisca, 1814.
Técnica: Óleo sobre lienzo
Estilo: Romanticismo
Tamaño: 91 cm × 162 cm
Localización: Museo del Louvre, París.
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Fue encargada como un medallón para la dormilona de Nápoles
(1808, perdido). Representa a la mujer de un harén recostada voluptuosamente en
un diván, con una pose que recuerda a Madame Récamier, de David, de la que
Ingres pintó los accesorios. Es ejemplo del estilo orientalista de Ingres.
Louise de Broglie, condesa de Haussonville, 1845
Óleo sobre lienzo, 131,8 x 92 cm, colección Frick, Nueva
York
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En obras como “Louise de Broglie”, condesa de Haussonville,
se hace evidente la maestría. Fijar nuestra mirada simplemente en el vestido,
es impresionarse. Las arrugas, la caída, las mangas. Es una ejecución perfecta,
con distintos matices de color y sombras que dan la apariencia no sólo de un
vestido real, sino de la manera que este se ajusta al cuerpo, a sus formas, a
su uso. Son obras que invitan a ser tentadas, que incitan al tacto; que
quisiéramos, aunque brevemente, deslizar nuestra mano sobre ellas para darnos
cuenta que no son reales; qué todo se trata de un engaño: de la genialidad del
artista proyectada.
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