domingo, 6 de diciembre de 2015

ARQUITECTURA

Le Corbusier 

La Arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz

Es considerado uno de los más claros exponentes de la arquitectura

Le Corbusier fue, además de un gran arquitecto y pintor, un eminente teórico de la arquitectura. Escribió varios libros, en los que ejemplificaba sus ideas mediante proyectos propios. Tuvo muy claro que, aparte de saber crear buenos edificios era necesario saber explicarlos y transmitirlos al resto de los profesionales y a los estudiantes, y ejerció con gran maestría la tarea de publicitar su propia obra. Como visionario, Le Corbusier veía la posibilidad de cambiar el mundo a través de la arquitectura. Si bien nunca se alió con un grupo político en particular, su postura estaba más cerca de una postura liberal (algunos lo han descrito como un socialista), y como tal, veía todo proceso de diseño con fines utópicos. Lo que le permitió contribuir grandemente al significado de la arquitectura en general.

Le Corbusier es conocido por su definición de la vivienda como la máquina para vivir también llamada la máquina para habitar traducido literalmente. Con ello, Le Corbusier ponía en énfasis no sólo el componente funcional de la vivienda, sino que esta funcionalidad debe estar destinada al vivir, comprendiéndose esto último desde un punto de vista metafísico. Le Corbusier creía que el objetivo de la arquitectura es generar belleza y que ésta debía repercutir en la forma de vida de los ocupantes de los propios edificios.

Edificio diseñado por Le Corbusier en Berlín que aplica el concepto

Ciudad Radial Le Corbusier
Ciudad Radial de las series Dreed basadas en Le Corbusier
Ciudad Radial de Le Corbusier vistas en Dreed The Movie
En cuanto al criterio de máquina de habitar, Le Corbusier estaba deslumbrado por las entonces nuevas máquinas: en especial los automóviles y aviones, considerando aquellos que tenían diseños prácticos y funcionales como modelo para una arquitectura cuya belleza se basara en la practicidad y funcionalidad; el racionalismo. El primer ensayo de construcción seriada lo formula en el proyecto de las casas Citrohän. Las casas Citrohän representan el primer ensayo importante de Le Corbusier sobre una vivienda en serie que puede construirse a partir de elementos estandarizados. Convencido que el avance de la industrialización puede ser el vehículo para satisfacer gran parte de las necesidades del hombre intenta, con un criterio práctico y racional, dirigir la arquitectura por ese rumbo.


Minoru Yamasaki

Conocido por haber diseñado las Torres Gemelas, los edificios 1 y 2 del World Trade Center. Yamasaki fue uno de los arquitectos más prominentes del siglo XX. Es considerado como uno de los más grandes practicantes del "modernismo romántico" y del neo formalismo en la arquitectura.

Los proyectos elaborados por Yamasaki correspondían a su filosofía personal, que decía que cuando una persona entra en un edificio debe sentir serenidad y alegría. Con ello Yamasaki quería huir de los edificios pesados, realizados con materiales agresivos, de formas complejas y carentes de suficiente luz natural. A lo largo de su trayectoria, diseñó numerosos proyectos en los que incorporó estos criterios, ya fuesen edificios de vivienda, de oficinas, de carácter público o universitario, o aeropuertos. Su proyecto principal, por el que llegó a ser conocido en todo el mundo, incluso por el público, fue el World Trade Center de Nueva York . El diseño del complejo se inició a principios de los años 1960 y la construcción en 1966. Las Torres Gemelas se terminaron en 1976, y expresaban a la perfección las ideas de su creador, en cuanto a claridad de líneas, ausencia de elementos agresivos, y formas sencillas y fácilmente comprensibles

El World Trade Center de Nueva York fue la mayor obra de Yamasaki. Fue destruida en Atentados del 11 de septiembre de 2001.
Torre Picasso en Madrid, diseñada por Minoru Yamasaki.

Triste destino el de Minoru Yamasaki, arquitecto más famoso por sus ruinas que por sus trabajos en pie. Su muerte en 1986 le impidió ver la caída de su obra más famosa, las torres gemelas del World Trade Center, el 11 de septiembre de 2001. No fue culpa suya el desastre, que después de todo hasta esa fecha no había ni un edificio que estuviera diseñado para resistir el embate de un avión de pasajeros tripulado por un fanático suicida. Sí tuvo ojos –y culpa también- para ver la caída de los 33 edificios de Pruitt-Igoe, ambicioso complejo residencial construido a mediados de los cincuenta en la ciudad de Saint Louis, y que sucumbió ante el ataque de las cargas explosivas y máquinas de demolición que iniciaron su embestida la tarde del 16 de marzo de 1972, 18 años después de su construcción, todo un record de rápida obsolescencia.

Para ser honestos, la destrucción había comenzado de manera silenciosa varios años atrás, cuando sin querer queriendo el conjunto se transformó en un gueto de población negra que fue empujada a vivir en departamentos pequeños, mal distribuidos, horriblemente administrados, peor ventilados, y que eran servidos por espacios comunes que en la práctica eran tierra de nadie, el lugar ideal para la aparición de focos de delincuencia, prostitución y tráfico de drogas. A decir verdad, Pruitt-Igoe nació muerto: en su época de resplandor –si es que alguna vez lo tuvo- sólo alcanzó a tener un 60 por ciento de sus departamentos ocupados. Para 1971 sólo residían allí seiscientos vecinos en 17 edificios; los otros 16 ya habían sido clausurados por una autoridad que hacía rato se había dado cuenta que allí los planes de renovación urbana estaban condenados a ser puro verso. La carga de dinamita que estalló aquella tarde de marzo de 1972 constituyó lo que para muchos fue la caída del muro de Berlín de la arquitectura moderna, el comienzo del fin de una manera de entender la ciudad y el habitar en ella que en los hechos proyectaba la deshumanización del espacio construido. 

Caida de Pruitt-Igoe


El Kiosko Morisco, Símbolo Arquitectónico de Santa Maria la Ribera

La Ciudad de México está llena de extrañas sorpresas, secretos oscuros, personajes únicos, edificios arquitectónicos sorprendentes, y monumentos históricos asombrosos, a estos últimos pertenece El Kiosco Morisco en la Colonia Santa María La Ribera. Una edificación ubicada en el Centro de la Alameda de la colonia, ubicada entre las calles de Dr. Atl y Salvador Díaz Mirón, de la que han surgido decenas de mitos e historias que sólo le agregan un valor cultural mucho mayor, desgraciadamente, su verdadera historia no es tan folclórica como los cuentos que la rodean.

Kiosco-Morisco

El Kiosco fue diseñado por el Ingeniero José Ramón Ibarrola con dos propósitos, el primero que sirviera como un adorno arquitectónico para la exposición universal de 1884 – 1885 misma que se llevaría a cabo en la Ciudad de México, para que después adornará la Feria de St. Louis en Missiouri en 1904. La estructura fue construida casi completamente por hierro, y según se cree, fundida en Pittsburgh, en los hornos pertenecientes al empresario Andrew Carneige, quien tenía una relación muy estrecha con Ibarrola.

Kiosco-Morisco4

El monumento regresó a México a principios del S. XX, después de haber cumplido con sus propósitos. Se instaló en la Alameda Central del Centro Histórico, y permaneció allí hasta 1910, año en el que Porfirio Díaz festejó el centenario de la Independencia de nuestro país, celebración que provocó la construcción del Hemiciclo a Juárez pieza que reemplazó al kiosco. Por petición de los habitantes de la nueva colonia, Santa María La Ribera, el Kiosco Morisco fue trasladado a donde se encuentra actualmente, y así se transformó en el símbolo arquitectónico de este lugar.

Kiosco-Morisco5

Kiosco-Morisco2


El Kiosco Morisco lleva ese nombre debido a la semejanza que tiene con la arquitectura islámica o mora; su énfasis en los arcos, la cúpula, las columnas, y sobre todo los detalles en las paredes, recuerdan a los edificios más famosos de medio oriente. Conforme ha pasado el tiempo, la edificación ha ido perdiendo piezas, como lo fueron los vitrales con los que fue construido, y el azulejo rosa que estaba a la entrada, además de que el piso de duela ha sido reemplazado varias veces.

Kiosco-Morisco3


Ludwig Mies van der Rohe

Empezó a trabajar en el taller de piedra de su padre, un año más tarde comenzó a trabajar como dibujante de adornos en el taller de un estucador. Así comenzó su travesía arquitectónica. En 1907 realiza su primera obra, la casa Riehl. De 1908 a 1911 trabajó en el despacho de Peter Behrens, del cual Mies desarrolló un estilo arquitectónico basado en técnicas estructurales avanzadas y en el clasicismo prusiano. También realizó diseños innovadores con acero y vidrio.

En 1912 abrió con mucho esfuerzo su propio estudio en Berlín, en ese mismo año planificó una casa de campo para el matrimonio Kröller-Müller en La Haya. Durante los primeros años recibió muy pocos encargos, pero las primeras obras ya mostraban el camino que continuaría durante el resto de su carrera, entre esas obras se encuentran la Casa en la Heerstrasse y la Casa Urbig.


Casa Farnsworth.

En 1930 concluyó la Villa Tugendhat en Brünn (actual República Checa) y dirigió la Bauhaus de Dessau hasta que se cerró en 1933 debido a las presiones para modificar el régimen de estudio de la escuela. El auge del nazismo en Alemania le obligó a emigrar a Estados Unidos en 1937, donde fue nombrado director de la facultad de arquitectura del Instituto de Tecnología de Illinois de Chicago, que posteriormente remodelaría para que fuera dedicado a la enseñanza y a la investigación, y que se concluyeron a lo largo de los años 50.

En 1938 se convierte en director del departamento de arquitectura del Instituto Armour, el cual, años más tarde se uniría al Instituto Lewis para formar el Instituto Tecnológico de Illinois. En 1940 conoce a Lora Marx, que lo acompañaría hasta su muerte. En 1944 se hace ciudadano de los Estados Unidos. De 1945 a 1950 construye la casa Farnsworth en Plano, Illinois.

Entre los años 1948 y 1951 hace realidad su sueño de construir un rascacielos de vidrio con las dos torres del Lake Shore Drive Apartments de Chicago, y, más tarde, el Commonwealth Promenade Apartments, también en la misma ciudad (1953-1956).

Apartamentos Lake Shore Drive, Chicago.
Pabellón alemán, Barcelona, España.
Edificio Seagram.
IBM Plaza, Chicago, Illinois.

Frank Gehry

Su arquitectura es impactante, realizada frecuentemente con materiales inacabados. En un mismo edificio incorpora varias formas geométricas simples, que crean una corriente visual entre ellas. Sus diseños no son fáciles de valorar para el observador inexperto, ya que una buena parte de la calidad de diseño se encuentra en el juego de volúmenes y en los materiales empleados en las fachadas, preferentemente el metal, en todo lo cual sólo el entendido reconoce enteramente la armonía y el diseño estructural.

Museo Guggenheim, Bilbao.
Casa Danzante, Praga.
Gehry es uno de los arquitectos contemporáneos que considera que la Arquitectura es un arte, en el sentido de que una vez terminado un edificio, éste debe ser una obra de arte, como si fuese una escultura. Para acercarse cada vez más a este ideal, Gehry ha ido trabajando en sus sucesivos proyectos en esta dirección, sin abandonar otros aspectos primordiales de la arquitectura, como la funcionalidad del edificio o la integración de éste en el entorno.


Sala de Conciertos Walt Disney Los Ángeles, EE. UU.
Pabellón Pritzker.
Museo de la biodiversidad en Panamá

Por puntos extras esta el Guggenheim Bilbao de Frank Gehry


Obra del arquitecto americano Frank O. Gehry, el Museo Guggenheim ha jugado un papel fundamental en la revitalización urbanística y en la transformación de la zona, además de convertirse en el símbolo de la ciudad de Bilbao. El edificio constituye un magnífico ejemplo de la arquitectura más vanguardista del siglo XX y representa en un hito arquitectónico por su diseño innovador tanto en el exterior como en los espacios interiores, conformando un seductor telón de fondo para la exhibición de arte contemporáneo. La visita se puede realizar tanto por el interior como por el exterior del edificio.

A finales de 1980 las autoridades vascas se embarcaron en un ambicioso programa de reconstrucción de la ciudad. En 1991, con nuevos diseños para un aeropuerto, un sistema de metro, y un puente peatonal, entre otros importantes proyectos de grandes arquitectos internacionales como Norman Foster, Santiago Calatrava, y Arata Isozaki, la ciudad planea construir un centro cultural de primer orden. En abril y mayo de 1991 por invitación del Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Bizkaia, Thomas Krens, Director de la Solomon R. Guggenheim Foundation, se reunió en varias ocasiones con los funcionarios, firmando un acuerdo preliminar para traer un nuevo Museo Guggenheim a Bilbao.

En 1992 la fundación procedió a invitar a 3 oficinas de arquitectos para el desarrollo de diseños esquemáticos: Arata Isozaki, Coop Himmelb(l)au y Frank Gehry. Las propuestas debían desarrollarse en 3 semanas. Resultó seleccionado el proyecto del arquitecto americano Frank Gehry, conocido por su uso de materiales poco ortodoxos, sus formas inventivas y su sensibilidad hacia el medio ambiente urbano.

Archivo:00gug.jpg


El diseño del edificio sigue el estilo de Frank Gehry. Inspirado en las formas y texturas de un pez, se puede considerar una escultura, una obra de arte en sí mismo. Las formas no tienen ninguna razón geométrica ni se rigen por ninguna ley. El museo es fundamentalmente una cáscara que evoca el pasado industrial y la vida portuaria de Bilbao, sus industrias tradicionales, metalúrgica y naviera están presentes en los materiales y las formas: titanio y acero, velas desplegadas, barcos, un pez inmenso….

Se compone de una serie de volúmenes interconectados, unos de forma ortogonal recubiertos de piedra y otros de forma orgánica cubiertos por una piel metálica de titanio, que recuerdan imágenes de Metrópolis, con sus pasarelas y puentes atravesando el espacio. La conexión entre volúmenes está dada por la piel de vidrio. El museo se integra a la ciudad tanto por su altura como por los materiales empleados. Al encontrarse por debajo de la cota de la ciudad, no sobrepasa al resto de los edificios. La piedra caliza, de tono arenoso, fue especialmente seleccionada para este fin. Visto desde el río, la forma del edificio se asemeja a un barco, mientras que visto desde arriba posee la forma de una flor con tonos que cambian según la hora del día, pasa de tonos celestes a un brillo deslumbrante al mediodía, de un ocre a un rojizo al atardecer.


Archivo:Guggenheim Bilbao img dig.jpg


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