Le Corbusier
La Arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de
los volúmenes bajo la luz
Es considerado uno de los más claros exponentes de la
arquitectura
Le Corbusier fue, además de un
gran arquitecto y pintor, un eminente teórico de la arquitectura. Escribió
varios libros, en los que ejemplificaba sus ideas mediante proyectos propios.
Tuvo muy claro que, aparte de saber crear buenos edificios era necesario saber
explicarlos y transmitirlos al resto de los profesionales y a los estudiantes,
y ejerció con gran maestría la tarea de publicitar su propia obra. Como
visionario, Le Corbusier veía la posibilidad de cambiar el mundo a través de la
arquitectura. Si bien nunca se alió con un grupo político en particular, su
postura estaba más cerca de una postura liberal (algunos lo han descrito como
un socialista), y como tal, veía todo proceso de diseño con fines utópicos. Lo
que le permitió contribuir grandemente al significado de la arquitectura en
general.
Le Corbusier es conocido por su
definición de la vivienda como la máquina
para vivir también llamada la máquina
para habitar traducido literalmente. Con ello, Le Corbusier ponía en
énfasis no sólo el componente funcional de la vivienda, sino que esta funcionalidad
debe estar destinada al vivir, comprendiéndose esto último desde un punto de
vista metafísico. Le Corbusier creía que el objetivo de la arquitectura es
generar belleza y que ésta debía repercutir en la forma de vida de los
ocupantes de los propios edificios.
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Edificio diseñado por Le Corbusier
en Berlín que aplica el concepto
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Ciudad Radial Le Corbusier |
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Ciudad Radial de las series Dreed basadas en Le Corbusier |
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Ciudad Radial de Le Corbusier vistas en Dreed The Movie |
En cuanto al criterio de máquina de habitar, Le Corbusier estaba
deslumbrado por las entonces nuevas máquinas: en especial los automóviles y
aviones, considerando aquellos que tenían diseños prácticos y funcionales como
modelo para una arquitectura cuya belleza se basara en la practicidad y
funcionalidad; el racionalismo. El primer ensayo de construcción seriada lo
formula en el proyecto de las casas Citrohän. Las casas Citrohän representan el
primer ensayo importante de Le Corbusier sobre una vivienda en serie que puede
construirse a partir de elementos estandarizados. Convencido que el avance de
la industrialización puede ser el vehículo para satisfacer gran parte de las
necesidades del hombre intenta, con un criterio práctico y racional, dirigir la
arquitectura por ese rumbo.
Minoru Yamasaki
Conocido por haber diseñado las
Torres Gemelas, los edificios 1 y 2 del World Trade Center. Yamasaki fue uno de
los arquitectos más prominentes del siglo XX. Es considerado como uno de los
más grandes practicantes del "modernismo romántico" y del neo
formalismo en la arquitectura.
Los proyectos elaborados por
Yamasaki correspondían a su filosofía personal, que decía que cuando una
persona entra en un edificio debe sentir serenidad y alegría. Con ello Yamasaki
quería huir de los edificios pesados, realizados con materiales agresivos, de
formas complejas y carentes de suficiente luz natural. A lo largo de su
trayectoria, diseñó numerosos proyectos en los que incorporó estos criterios,
ya fuesen edificios de vivienda, de oficinas, de carácter público o
universitario, o aeropuertos. Su proyecto principal, por el que llegó a ser
conocido en todo el mundo, incluso por el público, fue el World Trade Center de
Nueva York . El diseño del complejo se inició a principios de los años
1960 y la construcción en 1966. Las Torres Gemelas se terminaron en 1976, y
expresaban a la perfección las ideas de su creador, en cuanto a claridad de
líneas, ausencia de elementos agresivos, y formas sencillas y fácilmente comprensibles
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El World Trade Center de Nueva York fue la mayor obra de
Yamasaki. Fue destruida en Atentados del 11 de septiembre de 2001.
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Torre Picasso en Madrid, diseñada por Minoru Yamasaki.
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Triste destino el de Minoru
Yamasaki, arquitecto más famoso por sus ruinas que por sus trabajos en pie. Su
muerte en 1986 le impidió ver la caída de su obra más famosa, las torres
gemelas del World Trade Center, el 11 de septiembre de 2001. No fue culpa suya
el desastre, que después de todo hasta esa fecha no había ni un edificio que
estuviera diseñado para resistir el embate de un avión de pasajeros tripulado
por un fanático suicida. Sí tuvo ojos –y culpa también- para ver la caída de
los 33 edificios de Pruitt-Igoe, ambicioso complejo residencial construido a
mediados de los cincuenta en la ciudad de Saint Louis, y que sucumbió ante el
ataque de las cargas explosivas y máquinas de demolición que iniciaron su
embestida la tarde del 16 de marzo de 1972, 18 años después de su construcción,
todo un record de rápida obsolescencia.
Para ser honestos, la destrucción
había comenzado de manera silenciosa varios años atrás, cuando sin querer
queriendo el conjunto se transformó en un gueto de población negra que fue
empujada a vivir en departamentos pequeños, mal distribuidos, horriblemente
administrados, peor ventilados, y que eran servidos por espacios comunes que en
la práctica eran tierra de nadie, el lugar ideal para la aparición de focos de
delincuencia, prostitución y tráfico de drogas. A decir verdad, Pruitt-Igoe
nació muerto: en su época de resplandor –si es que alguna vez lo tuvo- sólo
alcanzó a tener un 60 por ciento de sus departamentos ocupados. Para 1971 sólo
residían allí seiscientos vecinos en 17 edificios; los otros 16 ya habían sido
clausurados por una autoridad que hacía rato se había dado cuenta que allí los
planes de renovación urbana estaban condenados a ser puro verso. La carga de
dinamita que estalló aquella tarde de marzo de 1972 constituyó lo que para
muchos fue la caída del muro de Berlín de la arquitectura moderna, el comienzo
del fin de una manera de entender la ciudad y el habitar en ella que en los
hechos proyectaba la deshumanización del espacio construido.
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Caida de Pruitt-Igoe |
El Kiosko Morisco, Símbolo Arquitectónico de Santa Maria la Ribera
La Ciudad de México está llena de
extrañas sorpresas, secretos oscuros, personajes únicos, edificios
arquitectónicos sorprendentes, y monumentos históricos asombrosos, a estos
últimos pertenece El Kiosco Morisco en la Colonia Santa María La Ribera. Una
edificación ubicada en el Centro de la Alameda de la colonia, ubicada entre las
calles de Dr. Atl y Salvador Díaz Mirón, de la que han surgido decenas de mitos
e historias que sólo le agregan un valor cultural mucho mayor,
desgraciadamente, su verdadera historia no es tan folclórica como los cuentos
que la rodean.
El Kiosco fue diseñado por el
Ingeniero José Ramón Ibarrola con dos propósitos, el primero que sirviera como
un adorno arquitectónico para la exposición universal de 1884 – 1885 misma que
se llevaría a cabo en la Ciudad de México, para que después adornará la Feria
de St. Louis en Missiouri en 1904. La estructura fue construida casi
completamente por hierro, y según se cree, fundida en Pittsburgh, en los hornos
pertenecientes al empresario Andrew Carneige, quien tenía una relación muy
estrecha con Ibarrola.
El monumento regresó a México a
principios del S. XX, después de haber cumplido con sus propósitos. Se instaló
en la Alameda Central del Centro Histórico, y permaneció allí hasta 1910, año
en el que Porfirio Díaz festejó el centenario de la Independencia de nuestro
país, celebración que provocó la construcción del Hemiciclo a Juárez pieza que
reemplazó al kiosco. Por petición de los habitantes de la nueva colonia, Santa
María La Ribera, el Kiosco Morisco fue trasladado a donde se encuentra
actualmente, y así se transformó en el símbolo arquitectónico de este lugar.
El Kiosco Morisco lleva ese
nombre debido a la semejanza que tiene con la arquitectura islámica o mora; su
énfasis en los arcos, la cúpula, las columnas, y sobre todo los detalles en las
paredes, recuerdan a los edificios más famosos de medio oriente. Conforme ha
pasado el tiempo, la edificación ha ido perdiendo piezas, como lo fueron los
vitrales con los que fue construido, y el azulejo rosa que estaba a la entrada,
además de que el piso de duela ha sido reemplazado varias veces.
Ludwig Mies van der Rohe
Empezó a trabajar en el taller de piedra de su padre, un año más
tarde comenzó a trabajar como dibujante de adornos en el taller de un estucador.
Así comenzó su travesía arquitectónica. En 1907 realiza su primera obra, la
casa Riehl. De 1908 a 1911 trabajó en el despacho de Peter Behrens, del cual
Mies desarrolló un estilo arquitectónico basado en técnicas estructurales
avanzadas y en el clasicismo prusiano. También realizó diseños innovadores con
acero y vidrio.
En 1912 abrió con mucho esfuerzo su propio estudio en Berlín, en ese
mismo año planificó una casa de campo para el matrimonio Kröller-Müller en La
Haya. Durante los primeros años recibió muy pocos encargos, pero las primeras
obras ya mostraban el camino que continuaría durante el resto de su carrera,
entre esas obras se encuentran la Casa en la Heerstrasse y la Casa Urbig.
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Casa Farnsworth.
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En 1930 concluyó la Villa
Tugendhat en Brünn (actual República Checa) y dirigió la Bauhaus de Dessau
hasta que se cerró en 1933 debido a las presiones para modificar el régimen de
estudio de la escuela. El auge del nazismo en Alemania le obligó a emigrar a
Estados Unidos en 1937, donde fue nombrado director de la facultad de
arquitectura del Instituto de Tecnología de Illinois de Chicago, que
posteriormente remodelaría para que fuera dedicado a la enseñanza y a la
investigación, y que se concluyeron a lo largo de los años 50.
En 1938 se convierte en
director del departamento de arquitectura del Instituto Armour, el cual, años
más tarde se uniría al Instituto Lewis para formar el Instituto Tecnológico de
Illinois. En 1940 conoce a Lora Marx, que lo acompañaría hasta su muerte. En
1944 se hace ciudadano de los Estados Unidos. De 1945 a 1950 construye la casa
Farnsworth en Plano, Illinois.
Entre los años 1948 y 1951
hace realidad su sueño de construir un rascacielos de vidrio con las dos torres
del Lake Shore Drive Apartments de Chicago, y, más tarde, el Commonwealth
Promenade Apartments, también en la misma ciudad (1953-1956).
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Apartamentos Lake Shore Drive, Chicago.
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Pabellón alemán,
Barcelona, España.
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Edificio Seagram.
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IBM Plaza, Chicago,
Illinois.
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Frank Gehry
Su arquitectura es impactante, realizada frecuentemente con materiales
inacabados. En un mismo edificio incorpora varias formas geométricas simples,
que crean una corriente visual entre ellas. Sus diseños no son fáciles de
valorar para el observador inexperto, ya que una buena parte de la calidad de
diseño se encuentra en el juego de volúmenes y en los materiales empleados en
las fachadas, preferentemente el metal, en todo lo cual sólo el entendido
reconoce enteramente la armonía y el diseño estructural.
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Museo Guggenheim, Bilbao.
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Casa Danzante, Praga.
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Gehry es uno de los arquitectos contemporáneos que considera que la
Arquitectura es un arte, en el sentido de que una vez terminado un edificio,
éste debe ser una obra de arte, como si fuese una escultura. Para acercarse
cada vez más a este ideal, Gehry ha ido trabajando en sus sucesivos proyectos
en esta dirección, sin abandonar otros aspectos primordiales de la
arquitectura, como la funcionalidad del edificio o la integración de éste en el
entorno.
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Sala de Conciertos Walt Disney Los Ángeles, EE. UU. |
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Pabellón Pritzker.
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Museo de la biodiversidad
en Panamá
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Por puntos extras esta el Guggenheim Bilbao de Frank Gehry
Obra del arquitecto americano Frank O. Gehry, el Museo Guggenheim ha
jugado un papel fundamental en la revitalización urbanística y en la
transformación de la zona, además de convertirse en el símbolo de la ciudad de
Bilbao. El edificio constituye un magnífico ejemplo de la arquitectura más vanguardista
del siglo XX y representa en un hito arquitectónico por su diseño innovador
tanto en el exterior como en los espacios interiores, conformando un seductor
telón de fondo para la exhibición de arte contemporáneo. La visita se puede
realizar tanto por el interior como por el exterior del edificio.
A finales de 1980 las autoridades vascas se embarcaron en un ambicioso
programa de reconstrucción de la ciudad. En 1991, con nuevos diseños para un
aeropuerto, un sistema de metro, y un puente peatonal, entre otros importantes
proyectos de grandes arquitectos internacionales como Norman Foster, Santiago
Calatrava, y Arata Isozaki, la ciudad planea construir un centro cultural de
primer orden. En abril y mayo de 1991 por invitación del Gobierno Vasco y la Diputación
Foral de Bizkaia, Thomas Krens, Director de la Solomon R. Guggenheim
Foundation, se reunió en varias ocasiones con los funcionarios, firmando un
acuerdo preliminar para traer un nuevo Museo Guggenheim a Bilbao.
En 1992 la fundación procedió a invitar a 3 oficinas de arquitectos para
el desarrollo de diseños esquemáticos: Arata Isozaki, Coop Himmelb(l)au y Frank
Gehry. Las propuestas debían desarrollarse en 3 semanas. Resultó seleccionado
el proyecto del arquitecto americano Frank Gehry, conocido por su uso de
materiales poco ortodoxos, sus formas inventivas y su sensibilidad hacia el
medio ambiente urbano.
El diseño del edificio sigue el estilo de Frank Gehry. Inspirado en las
formas y texturas de un pez, se puede considerar una escultura, una obra de
arte en sí mismo. Las formas no tienen ninguna razón geométrica ni se rigen por
ninguna ley. El museo es fundamentalmente una cáscara que evoca el pasado
industrial y la vida portuaria de Bilbao, sus industrias tradicionales,
metalúrgica y naviera están presentes en los materiales y las formas: titanio y
acero, velas desplegadas, barcos, un pez inmenso….
Se compone de una serie de volúmenes interconectados, unos de forma
ortogonal recubiertos de piedra y otros de forma orgánica cubiertos por una
piel metálica de titanio, que recuerdan imágenes de Metrópolis, con sus
pasarelas y puentes atravesando el espacio. La conexión entre volúmenes está
dada por la piel de vidrio. El museo se integra a la ciudad tanto por su altura
como por los materiales empleados. Al encontrarse por debajo de la cota de la
ciudad, no sobrepasa al resto de los edificios. La piedra caliza, de tono
arenoso, fue especialmente seleccionada para este fin. Visto desde el río, la
forma del edificio se asemeja a un barco, mientras que visto desde arriba posee
la forma de una flor con tonos que cambian según la hora del día, pasa de tonos
celestes a un brillo deslumbrante al mediodía, de un ocre a un rojizo al
atardecer.
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